jueves, 4 de octubre de 2012

Varios científicos coinciden en la importancia de seguir investigando sobre el envejecimiento y la calidad de vida

El papel de los medicamentos génicos, avances que en el tratamiento e investigación del alzhemier y mejora de la calidad de vida, principales temas tratados en la Universidad CEU San Pablo.

Dentro de las diferentes actividades que la Universidad CEU San Pablo ha organizado en el marco de la XII Semana de la Ciencia, se han celebrado tres conferencias sobre "Envejecimiento y calidad de vida: aportaciones de la química".

En ellas ha participado el jefe de la División de Hematopoyesis y Terapia Génica del CIEMAT, Juan Antonio Bueren Roncero, quien ha ahondado en el uso que los medicamentos génicos pueden tener para el tratamiento de enfermedades derivadas del envejecimiento. En palabras de Bueren Roncero, la efectividad de estos fármacos ha quedado justificada con el proyecto de investigación desarrollado en torno a la anemia de Fanconi -que él mismo dirige-, y, a través del cual, se ha podido revertir esta extraña enfermedad, tanto en ratones como en humanos. Aún así, según el investigador, aún quedan muchas líneas de investigación abiertas en torno a los medicamentos génicos, como el desarrollo de un método efectivo para la inserción de los genes terapéuticos, cuyo desarrollo fortalecerá, sin duda, la evolución de estos fármacos dentro del sector farmacéutico y reducirá "los efectos adversos que puedan derivarse de este tratamiento".

Por su parte, la investigadora y profesora de investigación en el Instituto de Química Médica del CSIC, Ana Martínez Gil, ha centrado su intervención en una de las enfermedades más asociadas a la edad: el alzhemier. Martínez Gil ha expuesto los avances que su grupo de investigación ha realizado en torno al estudio de esta patología y las hipótesis científicas sobre los que trabajan actualmente para combatir el alzheimer, centradas, en su mayoría en la GSK-3. De acuerdo con la investigadora, la inhibición de esta encima, cuya actividad parece estar relacionada con la pérdida degenerativa de la memoria, permitiría no solo ofrecer un tratamiento más efectivo para el alzheimer sino también ampliar su uso a otros campos neurodegenerativos como el parkinson.

Además Martínez Gil ha recordado algunos consejos más efectivos para aumentar la reserva cognitiva y paliar, de alguna forma, los efectos de la neurodegeneración, como por ejemplo, el estímulo de memoria durante los primeros veinte años de vida a través del estudio, la realización de ejercicios físicos -tablas suaves, bailes de salón, paseos- o la estimulación intelectual y emocional. En cuanto a los fármacos específicos para el tratamiento del alzhemier, Martínez Gil ha puntualizado que, de momento, "son solo paliativos; mejoran la sintomatología pero temporalmente porque el proceso degenerativo acaba superando al fármaco".
investigacion_cientifica.jpgTambién ha participado en la sesión el jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe (Madrid), Leocadio Martínez Mañas, quien ha remarcado que las prácticas y tratamientos relacionados con la lucha contra el envejecimiento no deben centrarse tanto en prolongar la supervivencia a toda costa sino en dilatar una supervivencia que merezca ser vivida. Este objetivo, de acuerdo con Martínez Mañas, es posible ya que si la moderna geriatría es capaz de detectar la fragilidad en un paciente -esto es, el paso previo antes de entrar en una fase de incapacidad total-, sería posible evitar que las personas degeneren hacia la discapacidad, que no solo provoca una pérdida de la autonomía sino que lastra la calidad de vida del paciente.

Martínez Mañas también ha incidido en el amplio campo de estudio que aún existe en torno al envejecimiento y ha citado dos líneas interesantes para lograr una mayor calidad de vida en las edades más avanzadas: los factores que modulan la evolución hacia la discapacidad y el estudio científico de la fragilidad biológica.

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