jueves, 25 de octubre de 2012

Envejecimiento y diabetes

La Diabetes mellitus es un desorden metabólico caracterizado por hiperglucemia secundaria a la deficiencia relativa de insulina o de su acción resultante en el desarrollo de cambios degenerativos en los nervios periféricos, el ojo, el riñón y en complicaciones macro vasculares que afectan el corazón, el cerebro y la circulación periférica. Para prevenir estas complicaciones es importante enfatizar la detección temprana y el control Glucémico estricto en todos los individuos independientemente de su edad.

El proceso de envejecer envuelve una regresión fisiológica del organismo a través del tiempo y es importante reconocer que el control glucemico y el manejo de la diabetes en esta población debe incluir un estimado de la capacidad funcional, fragilidad, expectativas de vida y comorbilidades para evitar complicaciones de hipoglucemia y retardar las complicaciones de la enfermedad.
La Diabetes es una de las condiciones crónicas comunes que afecta al envejeciente. La prevalencia de esta condición en la población mayor de 65 años fluctúa entre un 15% y un 20%. En Estados Unidos, la población mayor de 65 años representa un 40% de la población con Diabetes y la prevalencia es mayor en los grupos étnicos de negros americanos e hispanos americanos con una severidad de complicaciones mayor en la raza negra. En Puerto Rico, la prevalencia de Diabetes en la población mayor de 65 años se ha estimado en 26% para el 2006.

La Diabetes puede permanecer asintomática por muchos años e incluso muchas personas consideran la hiperglucemia como parte del envejecimiento, y aproximadamente un tercio de la población mayor de 65 años desconoce su condición. En un 90% de los casos estos individuos padecen Diabetes mellitus tipo 2 y por muchos años su organismo ha sufrido un estado de pre-diabetes con intolerancia a la glucosa, resistencia a la insulina y el síndrome metabólico con la aceleración en el riesgo de arteriosclerosis y el eventual desarrollo de Diabetes mellitus tipo 2.

 En ocasiones al interrogar a nuestros pacientes sobre el historial de Diabetes en la familia, la respuesta inmediata es: "No hay Diabetes, solo aquella que llega con la edad"...es interesante observar que la Diabetes en la edad madura y avanzada no es importante para algunas personas pues la consideran un cambio propio del proceso de envejecer... Es muy importante aclarar este concepto y revisar los cambios en el metabolismo de glucosa con el envejecimiento y las estrategias de control y prevención de complicaciones que aplican a esta población.

Históricamente, la alteración en el metabolismo de glucosa se ha observado en poblaciones de envejecientes en los cinco continentes, en ambos sexos, a partir de los cuarenta años y ha aumentando progresivamente con la edad. Entre un 10-30% de las poblaciones envejecientes estudiadas a través del mundo presentan problemas de intolerancia a carbohidratos que se acentúa con la edad. Este fenómeno fue descrito por primera vez en 1920, y desde esa época numerosos estudios realizados han confirmado el fenómeno de intolerancia a la glucosa que se inicia en la tercera década y continúa progresando particularmente asociado a la obesidad, los estilos de vida, la vida sedentaria, pobres hábitos nutricionales y a la genética.

Por muchos años, se ha investigado la similitud entre el proceso de envejecimiento y los cambios observados en los tejidos de un paciente diabético. El elemento común mas característico en ambos procesos es el desarrollo de arteriosclerosis con el envejecimiento y el desarrollo prematuro de esta condición en el paciente diabético. Existen varios hallazgos que favorecen la diabetes como un modelo de envejecimiento, particularmente los cambios observados a nivel microscópico en los órganos, y la aceleración de estos cambios en tejidos y órganos del riñón, los nervios periféricos, los vasos sanguíneos y en el colágeno en el paciente diabético.
Al comparar ambos procesos, los cambios ocurren prematuramente y son más severos en el paciente diabético y se pueden observar en el estado pre-diabético de intolerancia a glucosa. Se enfatiza entonces, la detección temprana y el control estricto de la glucemia para prevenir o retardar estos cambios progresivos.

La patogénesis de la diabetes en la población geriátrica se ha estudiado ampliamente en los últimos cuarenta años y es multifactorial. Se han implicado factores como deficiencia de insulina, resistencia a la insulina, cambios estructurales en las células pancreáticas con alteración en la secreción y acción de hormonas como la insulina, el glucagón y de otras hormonas pancreáticas que aun continúan en investigación, disminución en la utilización periférica de glucosa, cambios en la composición corpórea con aumento en el porcentaje de grasa, cambios en la dieta y en la actividad física que se observan según avanzamos en edad.

La patofisiología de las complicaciones es similar en el paciente geriátrico y en el adulto joven. Sin embargo, los cambios fisiológicos que ocurren con el envejecimiento en adición a los cambios por la diabetes llevan a una disminución en la reserva fisiológica que afecta la capacidad funcional y la independencia del paciente geriátrico. La diabetes descontrolada en este grupo de edad favorece los síndromes geriátricos de incontinencia, caídas, fragilidad, polifarmacia, alteración cognoscitiva, depresión y limitación de movilidad e independencia que es tres veces mayor en este grupo, y una limitación en actividades del diario vivir dos veces más común que en el diabético más joven. Por tanto, hay que enfatizar la detección temprana de esta condición y su control estricto evitando la hipoglucemia con una orientación nutricional y un plan y horario de comidas adecuado. En el tratamiento integral del individuo mayor de 65 años es esencial una evaluación que incluya en adición a los aspectos médicos y comorbilidades, aspectos funcionales, psicosociales, evaluación para la detectar síndromes geriátricos asociados, prevención y manejo de riesgo cardiovascular, EducaciÓn individualizada al paciente y al familiar más cercano, control estricto de la glucemia, aumentar la actividad física y eliminar hábitos tóxicos.
Los criterios diagnósticos de la Asociación Americana de Diabetes no incluyen ajustes para los valores diagnósticos con la edad. Estos criterios, aplican a la población general.

Con relación a las metas terapéuticas, la hemoglobina glucosilada debe ser menor de 7 y muy cerca de 6.5%. La glucosa en ayunas, debe fluctuar entre 90-100 mg/dl en ayunas evitando la hipoglucemia, el valor postprandial no debe exceder 180 mg/dl y el régimen terapéutico debe ajustarse al estilo de vida y la fragilidad del individuo. Actualmente existen múltiples medicamentos con mecanismos de acción complementarios, dirigidos a la patofisiología de la Diabetes mellitus que favorecen un mejor control glucémico individualizado. Dentro de la población geriátrica es muy estimulante observar individuos que se mantienen activos ejercitándose, en labor voluntaria, o practicando sus pasatiempos y colaborando con el equipo de salud en una vejez saludable disfrutando lo que la vida les ofrece cada DIA...

Colaboremos en prevenir la diabetes con un estilo de vida saludable y en prevenir o retardar las complicaciones con una detección temprana y un compromiso con las metas terapéuticas.
 

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